Soy experta en la infancia, esa infancia ruidosa, que trastea, que ríe, que juega, de curiosidad inagotable y capaz de la empatía más certera. No me gusta lo ñoño. No me interesa pintar siempre dentro de la línea. Me consta que el cielo no siempre es azul, ni el sol amarillo, ni los árboles verdes. El mundo no son los colores del parchís. Basta con no forzar a los niños a que lo crean para que empiecen a crear…
La creatividad es una forma de vivir la vida que tiene su origen en la infancia.
Soy una apasionada del lenguaje. La lengua materna y todas las demás son una fuente inagotable de asombro y maravilla. La música es otro idioma. Y también las matemáticas.
El aprendizaje de idiomas es un instrumento del crecimiento, un medio fundamental para salir de nuestro pequeño mundo y abrirse a otros. Puesto que son un medio y, salvo para el filólogo o el lingüista, no un fin en sí mismo, tiene sentido preguntarse para qué ese aprendizaje.
Los nuevos instrumentos de traducción automática nos permitirán dentro de poco movernos por el mundo sin necesidad de hablar otra lengua que la propia… Sin embargo, el políglota siempre gozará de una ventaja. La particular organización del mundo que presenta cada lengua ya es una razón poderosa. Pero, además de eso, está la posibilidad de acceder a los productos de la cultura en otros idiomas, especialmente a la lectura.
Leer es un placer, pero también una necesidad. Desde los cuentos infantiles donde encontramos nuevos mundos por explorar a los libros más sesudos que nos abren la puerta a la profundidad y la complejidad del pensamiento.
No quiero liarte más y termino ya de presentarme: soy una maestra autodidacta que ha aprendido con los mejores profesores (sí, ya sé que es una paradoja). Para mi trabajo he creado historias, poemas y canciones, algunos de los cuales dan forma a Yo-yo Phonics Stars, mi método de inglés para niños que incorpora la lectoescritura como un elemento fundamental.
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